La carta ha sido escrita en respuesta a la creciente preocupación ante los estrechos vínculos del Gobierno de Michael Temer, en el poder tras el proceso destituyente de Dilma Rousseff el año pasado, y la poderosa bancada ruralista del agronegocio manifiestamente antindígena.
Los activistas han descrito la actitud actual de la Administración brasileña hacia los pueblos indígenas como “la peor en dos generaciones”. Los pueblos indígenas aislados son los más vulnerables del planeta, pero allí donde se respetan sus derechos territoriales siguen prosperando.
La Fundación Nacional del Indio (FUNAI), el departamento de asuntos indígenas del Gobierno brasileño, cuyos agentes patrullan y protegen territorios indígenas, ha sufrido significativos recortes presupuestarios. Ello ha dejado a muchas tribus expuestas mortalmente a la violencia de los foráneos y a enfermedades como la gripe o el sarampión frente a las que no tienen inmunidad.
También se ha producido una fuerte escalada de la violencia contra los indígenas a manos de quienes intentan arrebatarles sus tierras y recursos. En agosto, unos 10 indígenas aislados habrían sido masacrados en el Valle del Javarí, en la región conocida como Frontera amazónica de los no contactados. Hace unos meses unos agroganaderos atacaron a un grupo de indígenas gamelas con machetes y mutilaron atrozmente a varios de ellos. |