9 de Junio, 2020
Shelby Ng
Santo Domingo._Durante años hemos sido testigos del vertiginoso ascenso de HELIDOSA Aviation Group,
propiedad del candidato presidencial del partido de gobierno y exministro de Obras Publicas
Gonzalo Castillo, al punto de ser un referente de progreso en un sector que nunca ha sido
incentivado, promovido y mucho menos protegido como se debe por las actuales autoridades,
sino todo lo contrario, ha sido víctima durante los últimos 30 años de tratos de aposento con
sectores oscuros del estado dominicano principalmente en beneficio de compañías de aviación
de capital extranjero.
Lo que no sabíamos es que el gran éxito económico de esta empresa se debe principalmente a
un inmenso e interminable flujo de cuantiosas sumas de recursos directamente desde empresas
estatales y a un esquema de sobreprotección de las autoridades aeronáuticas dominicanas, lo
cual le permite operar sin ningún riesgo, mientras las pocas compañías aéreas de capital
dominicano que a duras penas subsisten, languidecen. Gracias a esta constante inyección de
capital esta empresa se da el lujo de adquirir aeronaves millonarias, las cuales llegan al país
pagadas en su totalidad; como evidencia de esto podemos citar que estas aeronaves cuando
arriban ya poseen la debida matriculación nacional, lo cual en nuestro sector nos dice que no
existe ninguna cuenta pendiente con el proveedor. Lo descrito anteriormente la ha dotado de
una envidiable flotilla de aeronaves, incluyendo el Cessna Citation X, el cual tiene la
particularidad de ser la aeronave de pasajeros de uso comercial más veloz del mundo.
Incluyendo a HELIDOSA, actualmente solo sobreviven cinco (5) compañías aéreas operativas
de capital dominicano. Desde sus inicios esta exitosa empresa viene operando sin controles,
contando con la anuencia y complicidad de las autoridades aeronáuticas; nadie puede competir
con esta, ya que desde el mismo estado se imponen trabas burocráticas, dejándole el mercado
libre a la mencionada compañía. Como es sabido en nuestro ambiente aeronáutico, la primera
empresa en ofrecer servicios de Aeroambulancia lo fue Servicios Aéreos Profesionales S.A.P.,
la cual a pesar de estar certificada por la F.A.A. y contar con equipos exclusivamente diseñados
y fabricados para esta importante misión, nunca logró ser certificada por nuestras autoridades,
esto en beneficio de HELIDOSA, quién tenía en carpeta un proyecto similar, garantizando
“coincidencialmente” a esta última el monopolio exclusivo en esta rama, utilizando equipos
improvisados, que han tenido que ser extensamente modificados ya que fueron adquiridos para
el uso exclusivo de transporte de pasajeros.
Durante sus años de operación, HELIDOSA ha incurrido en incumplimientos de varios de los
procedimientos establecidos en nuestras leyes de aviación, sin ser nunca sancionada ya que las
autoridades se hacen de la vista gorda, comprometiendo la seguridad aérea. Citando algunas de
estas, mencionamos:
La desaparición del helicóptero Bell 206-L matrícula HI-770 y sus dos (2) ocupantes,
el cual se presume cayó en aguas del mar caribe bajo condiciones que según los
manuales de operaciones de la OACI, solo permitían operar bajo Reglas de Vuelo
Visual Nocturno o Reglas de Vuelo por Instrumentos, pero cuyo piloto y aeronave sólo
estaban certificados para volar en condiciones de Reglas de Vuelo Visual Diurno según
el Reglamento Aeronáutico Dominicano RAD 91, Reglas Generales de Operación y
Vuelo, lo cual extrañamente no fue mencionado en las conclusiones de la Comisión
Investigadora de Accidentes de Aviación CIAA, organismo dependiente del estado.
Opera con una gran cantidad de personal extranjero en franco incumplimiento a nuestra
Ley de Aviación Civil 491-06 en sus artículos 120, 121 y 122, y con un porcentaje que
ronda el 50% en violación a nuestro código de trabajo en sus artículos: 135 que estipula
que “el ochenta por ciento, por lo menos, del número total de trabajadores de una
empresa debe estar integrado por dominicanos” y 138 Numeral 2, que estipula que los
técnicos extranjeros podrán ser contratados “siempre que, a juicio del Departamento de
Trabajo, no haya dominicanos desocupados con aptitudes para sustituirlos”. Además,
denuncian que técnicos dominicanos calificados hasta con más de tres años de labor,
aún no reciben entrenamiento en ninguno de los equipos de la empresa, lo cual es una
obligación de todas las compañías aéreas por medidas de capacitación y seguridad.
También se han denunciado irregularidades en la aplicación del debido período de
vacaciones pagadas, de acuerdo al artículo 177 del código de trabajo.
Realiza operaciones de carga sin la empresa estar certificada por nuestras autoridades,
en aeronaves no aptas para ese tipo de misión, con cargas que vienen sueltas, es decir,
no aseguradas; colocadas sobre asientos destinados exclusivamente para pasajeros y en
los pasillos de las aeronaves, bloqueando el libre acceso a puertas de emergencia y con
personal que no posee una licencia aeronáutica, violando las normativas sobre el
transporte de carga y sobre los requisitos que deben cumplir las personas a bordo para
este tipo de operaciones, según el Reglamento Aeronáutico Dominicano RAD 135,
Requisitos de Operación: Operaciones Comercial Interna e internacional, numerales
135.85 y 135.87, también violando las normativas destinadas al manejo de carga ISO
11228-1.
Mientras las pocas compañías aéreas que aún sobreviven precariamente, haciendo malabares
para apenas cubrir sus costos, HELIDOSA continua su ruta de constante progreso, operando a
sus anchas, sin jamás ser cuestionada o supervisada. Es demasiado evidente que nada de esto
fuera posible sin el total apoyo y complicidad del estado, principalmente de las autoridades
aeronáuticas.